28.1.09

Ese hombre

“Diciembre 31, 68

SITUACIÓN

Terminar el año con el zapato izquierdo visiblemente roto, mil quinientos pesos en el bolsillo, incapacitado para hacer regalos y desganado para recibirlos; con mil cosas pendientes, postergadas o mal hechas; en un estado cxasi permanente de mal humor o abulia.
Es posible que haya “mejorado” algo. Que esa mejoría sea lo que me pone tand e pésimo humor.
La política se ha reimplantado violentamente en mi vida. Pero eso destruye en gran parte mi proyecto anterior, el ascético gozo de la creación literaria aislada; el status; la situación económica; la mayoría de los compromisos; muchas amistades, etc.
Es posible que, al fin, me convierta en un revolucionario. Pero eso tiene un comienzo muy poco noble, casi grosero. Es fácil trazar el proyecto de un arte agitativo, virulento, sin concesiones. Pero es duro llevarlo a cabo. Exige una capacidad de trabajo que todavía no poseo.
Me refiero principalmente a métodos de trabajo. Hace años que vengo luchando por eliminar cosas que formaban una “infraestructura” errónea, la bebida, el cigarrillo, los malos horarios, la pereza y las postergaciones consiguientes, la autolástima, el desorden, la falta de disciplina; la consiguiente falta de alegría y de confianza; todo eso ensamblado en una estructura mental que seguía siendo burguesa.
Este año sólo he progresado en dos cosas. No bebo, lo que ha mejorado mi salud, o por lo menos compensado el “deterioro”. Empiezo a asimilar lo básico del marxismo, y mi “nivel de conciencia” es hoy bastante mayor. Estoy mucho más jugado. No aceptaría hoy incluir una cita de un bufón como Manucho en la contratapa de un libro, ni vacilaría en rechazar una beca en USA, etc.
Me he pasado “casi” enteramente al campo del pueblo que además – y de eso sí estoy convencido – me brinda las mejores posibilidades literarias. Quiero decir que prefiero toda la vida a ser un Eduardo Gutiérrez y no un Groussac; un Arlt y no un Cortázar.
Pero decir estas cosas, escribirlas, me desaliente, me da sueño; eso significa que hay un duro núcleo de resistencia que rechaza todo esto como una banalidad; que preferiría mantener la fachada inescrutable sobre mis verdaderas contradicciones; suspender el análisis y seguir proponiéndome al mundo como un figurón, ligeramente martirizado por las circunstancias.
M está faltando coraje.
Lo que sucedes es que me paso al campo del pueblo, pero no creo que vamos a ganar: en vida mía, por lo menos. ¡En vida mía! Porque ésa es la clave: lo que pase después no me importa mucho, y entonces sigo siendo un burgués, más recalcitrante aún.
La película de Solanas-Getino (La hora de Los Hornos) nos mostraba ayer, con insuperable calidad, cómo no se puede ganar con clavos miguelito contra los tanques; con manifestaciones callejeras contra las ametralladoras, etc. ¿Cómo pelear, entonces? También lo dice la película: la revolución se hace primero en la cabeza de la gente. Conseguir que el oprimido quiera pelear y ame la revolución; pero conseguir también que el opresor se deteste a sí mismo, y no quiera pelear.
Pero yo soy el primero a convencer de que la revolución es posible. Y esto es difícil en un momento de reflujo total, en que se me han acumulado catastróficamente el proyecto “burgués” (la novela) y el proyecto revolucionario (la política, el periódico, etc).
Si distingo con claridad, si analizo bien, si creo métodos aptos de trabajo: todo eso tiene solución.
Lo que no soporto en realidad son las contradicciones internas. Las normas de arte que he aceptado – un arte minoritaria, refinado, etc. – son burguesas; tengo capacidad para pasar a un arte revolucionario, aunque no sea reconocido como tal por las revistas de moda. Debo hacerla. La película de Getino-Solanas señala una ruta, que yo empecé a transitar hace diez años.
Pero es indudable que debo continuar con mi proyecto “burgués”, radicalizándolo en lo posible, para quitarme la soga del cuello; volver a ser libre; planificar rigurosamente mi vida; desalinearme.
Así sea.”

Los cuestionamientos, la preguntas, los sentimientos y los deseos son de Rodolfo Walsh, como la firma de está confesión / balance de fin de año. El texto pertenece al libro "Ese hombre y otros papales personales". Una recopilación de textos y apuntes, que pueden leerse a modo de diario. La edición está a cargo de Daniel Link, también los prólogos y todas las notas al pie.
Es un recorrido por la vida de este escritor. Un recorrido fragmentado, porque mucho material fue robado. Un recorrido de unos años que a través de los recuerdos permite construir un todo, o al menos una parcialidad bastante completa de quién fue y qué pensó Rodolfo Walsh.
Lo terminé de leer hace unos días y desde las primeras páginas me impactó, me emocionó y me hizo pensar muchas cosas. Cuestionarme sobre todo. ¿Quién soy? ¿Qué hago? ¿Para qué lo hago? ¿Qué quiero?
Preguntas inconclusas que a lo mejor nunca encuentren una respuesta cierta.

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