8.2.09

El nido vacío

Después de un año y cinco meses mi cuarto volvió a ser solo mío. De repente el escritorio parece gigante, la ropa en el placard no está amontonada y no dependo de los tiempos de nadie para apagar la luz y dormir. Todo esto es bueno, sin dudas. Sin embargo hay una extraña sensación de pérdida.

Es raro, mi amiga se fue y es como si nos hubiéramos separado. En algún punto tiene sentido sentirse así, lo nuestro fue una especie de concubinato. Pero igual, es raro.

Se fue porque ya no daba para más, todos lo sabíamos: ella, mis viejos, mi hermano, yo. Y la verdad, me pone muy contenta que haya tomado la decisión, que se haya podido ir y que ahora esté armando su casa (la cual pienso invadir próximamente). Pero de alguna manera este es un punto de inflexión. Nada va a ser igual.

No más charlas hasta altas horas de la madrugada, ni auto terapia en el desayuno; no más placard compartido, ni sesiones de peluquería. Hay muchas cosas que voy a extrañar.

Como todo final necesita su duelo. Dicen que son cinco etapas: negación y aislamiento, ira, pacto o negociación, depresión y, por último, aceptación. Creo que la primera la pasé de largo, la segunda, la tercera y la cuarta vinieron juntas y la quinta está esperando para hacer su aparición triunfal. Nunca fui buena con estas cosas, pero creo que la llevo bien.

Nadie te enseña a dejar cosas atrás…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

nudo en la garganta... Eternamente gracias por ayudarme a crecer.. y simplemente TE AMO NENA!

Unknown dijo...

se me pianta el lagrimon! hermanas se heredan y se eligen...simplemente.
Me llena el corazoncito saberla amigas. puffffffffffff! cuanto ya han crecido ambas...
las quiero, admiro y respeto este camino que han compartido.
bs grandes. Mirna