22.1.07

Sonando con el cuerpo

Para la gente del Choque Urbano, música se hace con sopapas, con pelotas de básquet, con bolsas de nylon, con tachos de plástico y de metal, con la boca y con el cuerpo.

Cuando hablamos de música, inevitablemente pensamos en una guitarra, un bajo, una batería, un teclado y con suerte algún viento; o pensamos en una gran orquesta. Pero no para todos es así. Para la gente del Choque Urbano, música se hace con sopapas, con pelotas de básquet, con bolsas de nylon, con tachos de plástico y de metal, con la boca y con el cuerpo.

Noche fría en la ciudad, el otoño empieza a sentirse y el fin de semana largo también. Poca gente en la calle, mucho público en el ND Ateneo. En una única función, a sala completa, este grupo de músicos, actores y bailarines vuelve a presentar su espectáculo “Fabricando Sonidos”, después de una exitosa temporada en el Paseo La Plaza y una gira por en interior del país.

Todo comienza con un timbre ensordecedor, la fabrica se despierta, los obreros entran en acción y los sonidos surgen. Los objetos cotidianos se mezclan formando las maquinas que harán música. Equipadas con cacerolas, tachos, caños de metal a lo largo, timbres, chicharras, se desplazan por el escenario para encender los sentidos. Suenan melodías conocidas, una chacarera en clave de pelota de básquet, una versión de Libertango. Un recorrido por distintos ritmos, acompañado por la dramatización, para contar una historia de trabajo, de disputa por el poder; y por la danza, para darle movimiento y más emoción a la interpretación.

El cuerpo también es un instrumento, las chicas que siempre hacemos juegos de manos de pequeñas, algo de eso sabemos, pero jamás nos imaginamos que de eso pudieran surgir ritmos que nos predispongan para bailar, aplaudir y nos llenen de tanta energía. ¿Te imaginas diez personas tocando con su cuerpo, o haciendo sonar bolsitas de nylon (sí las que usas para la basura)? A mí me costó creerlo, pero los chicos del Choque Urbano saben cómo sonar.

Promediando la noche, se tomaron una ratito para adelantarnos algo de su próximo espectáculo. Dispararon con un set de música electrónica, tocada artesanalmente, por los mismos tachos, las mismas varas de madera y hasta agitando unas placas de metal. Un caudal energético lleno la sala, mas de uno bailo en su lugar como si estuviera en una rave (yo fui una). Hubo una gran respuesta de parte del publico, dignos de ser invitados a la próxima Creamfields.

El aplauso del publico, totalmente de pie, bastó para darle cierre a una noche de música, de conexión con los sentimientos y de mucho ritmo. El Choque Urbano regaló energía y el ND supo recibirla.

Publicado en revista "El Bondi" - abril 2006

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