16.12.07

Tarde-Noche de un Buen Día


Ayer se realizó la décimo primera edición del Festival Buen Día, como dice su página oficial, este es “un evento cultural de arte independiente contemporáneo que se inició en 1999 y desde entonces se realiza todos los años para que músicos, diseñadores y productores culturales celebren en un encuentro al aire libre junto a 30.000 personas un día de comunicación e intercambio”.

Esta vez el escenario elegido fue el Planetario de la ciudad, que fue rodeado por puestos de indumentaria y accesorios, discos y revistas, y por una multitud de curiosos que se acercaron para comprar y disfrutar de una tarde cultural.

La oferta musical comenzó tempranito con Banda de Turistas, Aldo Benitez, Alfonso el Pintor, Kellies, Klemm y Marianela, pero no llegué a escucharlos.

Cuando me senté sobre la lona y empezamos el pic-nic sonaba Diosque, o Amadeo Pasa, o Coiffeur…la verdad que no lo sé. Las tres bandas pasaron sin que pueda saber cuál era cuál, porque no había escuchado nada de ninguna, y porque a ninguna se le ocurrió presentarse para que los ignotos como yo supiéramos qué estábamos escuchando. En fin, mientras tanto

comíamos facturas, algunos tomaban cerveza, yo gaseosa cola, sacábamos fotos del planetario iluminado y nos reíamos de todo.

Después llegó Rosal, que acertadamente optó por presentarse ante el público repetidas veces. Ahí el oído se concentró en lo que pasaba unos metros más adelante, y no bastó con escuchar, dieron ganas de acercarse para ver de dónde salían esos sonidos que me hacían bailar.

Ya apostados entre la multitud espectadora, contagiados por el pop de Rosal que se continuó en compases electrónicos, esperamos la aparición de Juana Molina. A pesar de algunos desperfectos técnicos, este unipersonal tuvo la dosis justa de hipnotismo que se necesitaba para entrar en el clima espiritual y profundo que con sus melodías y su poesía Molina le propuso a un público que supo entender los inconvenientes y aplaudió cada intervención de la artista.

Para salir del clímax, la noche se encaminó por el sendero sónico del pop. Junto a Los Látigos, el

festival llegó a uno de sus puntos más altos: se conjugaron la actitud rock star que emanaba la banda, con el delirio y la euforia que se transmitía entre el público, siempre dispuesto a cantar, bailar y hasta tomar el micrófono para ser parte del show.

Llegando al final, me sorprendí gratamente con Rosario Bléfari. En mi ignorancia creía que iba a escuchar canciones amables, una guitarra suave, una voz dulce y letras colmadas de melancolía. En cambio, me encontré con un sonido potente, instrumentos distorsionados y un caudal de voz asombroso, sumado a una actitud desfachatada y atrapante para moverse en el escenario.

Una vez más la música y el diseño tomaron la ciudad y el arte salió a la calle con una propuesta que convoca multitudes y permite la difusión de artistas, marcas y medios que ocupan un circuito alternativo.

Fotos de acá
Sitio del festival acá

Info de las bandas:
Rosal
Juana Molina
Los Látigos
Rosario Bléfari


3 comentarios:

Rocío Vargas dijo...

Somos varios los que coincidimos en que los látigos no fue lo mejor de la noche y también hay que destacar la cantidad de desperfectos técnicos que hubo, pero sin duda, sacando lo anteriormente dicho, fue un BUEN DIA!!

youth dijo...

Lo de Los Látigos fue decadente...Lo de Juana Hpnótico...Y la energía la pusieron las chicas! Rosal Y Rosario Blefari!!!

luc dijo...

che, yo dije que con Los Látigos se llegó a uno de los puntos MÁS ALTOS!
dónde leyeron que no me gustó o que fue decadente????
Bailé y canté a full...aunque las ninias me gustaron más.