6.4.08

Era en abril

Distinguí su figura entre la multitud. Un mar de cuerpos separaba su existencia de la mía. Traspasé esa barrera humana en una milésima de segundo frente a la mirada atónita de todos. Sentía un magnetismo irrefrenable, sin saberlo su cuerpo me llamaba y no pude negarme. Tampoco quise.
En medio de sonidos conocidos toqué su hombro y lo miré, con ojos de niña, con sorpresa y con ternura. Me devolvió la mirada. No entendía mi presencia, pero le gustaba. Por el aire volaban palabras: “Without you, i´m nothing”, y el mundo se desvanecía a nuestro alrededor.
Miré hacia el cielo buscando una estrella y no encontré ninguna. Todas estaban en sus ojos. “Llueve”, le dije nerviosa. Se rió de mis nervios y me abrazó con su mirada.
Al rato la corriente lo alejó de mi orilla. Cuando el viento cesó nos miramos desde lejos, quisimos acercarnos y quedar así por siempre, juntos y en silencio.
Me dijo “te quiero” a la distancia. Cerré los ojos y sentí que sus palabras repercutían en todo mi cuerpo. Cuando volví a abrirlos, él ya no estaba.

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